sábado, 5 de abril de 2008

Feng Shui para conseguir el amor


Hace muchos años atrás, en India, escuché un viejo proverbio que decía: La habitación o el hogar en que uno vive es la expresión del nivel de consciencia de quien lo habita. Ciertamente escogemos nuestra morada, no tanto por el precio, sino por afinidad con nuestros gustos, problemas o lo que llamamos modo de ser. ¿No te sucede que a veces al entrar en casa ajena te sientes incómodo, cuando no mal?. –Yo no podría vivir aquí, -piensas, -con esta distribución del espacio y todos estos objetos. Sin embargo, quien lo habita está cómodo y a gusto allí. Las casas que habitamos nos hablan de nuestros éxitos y de nuestros fracasos, de nuestra felicidad o de extrema soledad.

Aún recuerdo cuando hace un par de años fui invitado a almorzar en casa de una amable señora. La casa aunque bella y bien situada era un altar a la soledad y al sufrimiento emocional. Toda la casa estaba bellamente decorada con valiosas obras de arte que habían sido adquiridas a través de innumerables viajes u obsequios. –Debes sentirte muy sola, -comencé diciéndole delicadamente. Ella me miró sorprendida y luego me contó que estaba divorciada, y que a pesar de su juventud y habilidad relacional no conseguía formalizar una nueva relación. -Si quieres tener una relación feliz y duradera tienes que cambiar algunas cosas de tu casa, -le dije. -Tu casa es hermosa, pero sufre y su sufrimiento te invade y te arrastra a la melancolía. Entre nuestro hábitat y nosotros existe una constante retroalimentación. Elegimos y decoramos de acuerdo a nuestras premisas, a nuestras ilusiones, pero también de acuerdo a nuestros problemas todo lo cual se expresa a través de nuestros gustos.

-Fíjate, en aquella figura, -le dije.



-Ah sí, ya veo que te gusta. Es un Lladró que me obsequió mi madre. –respondió sonriendo.

-Pero qué representa, -insistí.

-Bueno, como ves, es una mujer con un cesto de flores. –respondió lentamente.

-Una mujer sola. –puntualicé.




Ella me miró con extrañeza, pero cuando le señalé el cuadro que colgaba de la pared y que también representaba a una mujer sola, empezó a abrir sus ojos con sorpresa y mirando alrededor contó hasta siete representaciones de su soledad. Luego cuando recorrimos la casa llegamos a contar hasta veintisiete. Finalmente cuando llegamos a su dormitorio le dije:

-Si quieres tener una pareja no duermas con una sola mesita de noche, coloca otra al otro lado de la cama y saca el osito de encima de tu cama. Entre tu y el oso no creo que quepa nadie más.

Las figuras fueron retiradas. Algunas paredes fueron pintadas con colores más vivos. Y el color y la luz entró en aquella casa iluminando a su habitante. Dos años después me cuenta: Mi vida ha cambiando. Ahora comprendo que yo había creado un hogar infeliz y este me devolvía mi infelicidad. Cuando con tu ayuda creé un nuevo hogar, influida por mi nuevo hábitat mi vida comenzó a mejorar. Ahora puede hablarte de amor y felicidad, voy a casarme próximamente.






El cambio más importante de todos comienza desde nuestro interior, pero este puede generarse cambiando nuestro exterior. El Feng Shui nos muestra la forma correcta de obrar con amor y sabiduría, habilidad y eficacia para lograr salud, amor y éxito en nuestra vida.










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